domingo, marzo 18, 2018

Éxitos y fracasos del financiamiento colectivo

El Mercurio

El crowdfunding se ha convertido en una opción para respaldar iniciativas asociadas a la creación y la gestión. En Chile estos métodos son cada vez más protagónicos, aunque no todos logran la meta. 

Por Mariana Poblete y María Mateos Correa

Con relatos de mujeres que cambiaron la historia, el libro "Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes", de las autoras Elena Favilli y Francesca Cavallo, ha sido un éxito a nivel mundial, con más de un millón de copias vendidas y traducido a 36 idiomas. Lo que no todos saben es que el libro se financió bajo un sistema colaborativo o crowdfunding .

"Leftraro" es un ejemplo exitoso en Chile. La película, que narrará la vida de líder mapuche Lautaro, recaudó 98 millones de pesos en 60 días a través del sitio chileno de financiamiento colectivo Broota. La idea fue desarrollada por Eduardo Novión y Juan Pablo Andreani, y la película será realizada por productores y guionistas de Hollywood, con 2019 como fecha de estreno.

Casos como este han ido creciendo en los últimos años en nuestro país. Esto, a pesar de algunas dificultades, como las que describe Alejandro Morales, académico en comunicación digital de la Universidad de Chile: "Puede que el crowdfunding en temas de inversiones financieras tenga buenos resultados, pero no tanto en el campo cultural. A diferencia de otros países, el usuario chileno promedio no está acostumbrado a pagar por uso justo en internet o a donar bajo el espíritu colaborativo, solo en nichos muy específicos, como la música o el deporte de alto rendimiento".

También este es un punto desfavorable para Juan Antonio Berríos, fundador de Broota, que desde su creación en 2012 y hasta la fecha, ha realizado 27 proyectos. Broota ofrece un sistema que convierte al donante en accionista del proyecto a financiar. "Con este modelo de inversiones uno se vincula por un lado racional y por otro emocional. Hay mayor compromiso", explica Berríos, pero agrega que al conversar con artistas que están buscando financiamiento para algún proyecto, como los músicos, "se asustan mucho con esto de ser una empresa. Es exactamente lo mismo para el mundo artístico y cultural. Me encantaría que llegaran más de este tipo de proyectos", confiesa Berríos.

Nuevas alternativas

Broota es una de las plataformas chilenas. A esta se suman otras, como Kickstarter, Indiegogo, Idea.me y Fondeadora. Aunque los primeros sitios de micro mecenazgo se crearon en EE.UU. a inicios del 2000 -como ArtistShare-, las plataformas nacionales tomaron vuelo a partir de 2010.

"Con el financiamiento colectivo no solo 'pides plata', sino que das una recompensa a cambio, por lo que se transforma en una especie de 'trueque comunitario'", dice Francisco Viveros, autor del libro "La ira popular", publicado vía este sistema.

Marcos Salazar lo utilizó para su documental "Los Actores", que muestra el trabajo de la compañía Bendito Teatro, donde participan actores con síndrome de Down. "Yo creo que el sistema de financiamiento colectivo constituye una buena alternativa para realizadores y productores que tienen iniciativas independientes y que no optan por sistemas más tradicionales", afirma Salazar.

Los años de experiencia han mostrado que los montos solicitados no deben ser muy altos (del orden del millón a los tres millones de pesos) para tener éxito. Damariz Gallardo, fundadora de la consultora cultural Equis Cultura, ofreció un proyecto de reactivación del Teatro Huemul a través del sitio Idea.me, pero solo alcanzó a reunir un 17% del total. "Era un monto muy alto; los proyectos que alcanzan a financiarse al 100% nunca superan los $3 millones", dice Gallardo.

Idea.me implementó el sistema "Todo suma", en oposición al "Todo o nada". "Muchos proyectos culturales escogen la opción 'Todo suma', ya que así pueden cubrir al menos alguna de las etapas de su proyecto, aunque no alcancen todo el monto que pretendían", reconoce Euge Santa Coloma, periodista de Idea.me. Según el cálculo de esta plataforma, "de todos los proyectos culturales que recibimos diariamente, el 25% logra ser financiado".

"Creo que en general la cultura colaborativa llegó para quedarse. En el caso de Chile, siento que aún hay que darle una vuelta de tuerca al modelo de financiamiento para las plataformas culturales", concluye el académico Alejandro Morales.

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