domingo, enero 14, 2018

Retos y proyecciones de las Semanas Musicales de Frutillar

El Mercurio

Con entradas agotadas desde hace días, el encuentro se ha posicionado como uno de los eventos artísticos más convocantes de nuestro país. Ad portas de cumplir las bodas de oro, diversas personalidades hablan de las virtudes, escollos y desafíos de esta cita. 

Por Maureen Lennon Zaninovic

"En un editorial -publicado en febrero del 2016, en "El Mercurio"- se lee que las Semanas Musicales de Frutillar nacieron en 1968 como un festival de verano, "en una región de descendientes de colonos alemanes que mantienen este arte como una de sus tradiciones más cultivadas en la familia y la comunidad".

La columna editorial resalta la madurez que con los años fueron adquiriendo estas jornadas y que la buena acogida del público motivó a un destacado empresario sureño -Guillermo Schiess- a efectuar una donación para la construcción del Teatro del Lago, concebido inicialmente como la sede de esta cita.

A pocos días de cumplir 50 años, músicos, gestores culturales y melómanos celebran el cumpleaños, pero también sugieren una renovación que sitúe a las Semanas Musicales de Frutillar en un nuevo estándar, sin dañar su identidad veraniega. Como es de público conocimiento -hasta la fecha-, se trata de un encuentro que no paga honorarios a los ejecutantes, ni locales ni extranjeros, y cuyo financiamiento, a través de la Universidad de Chile, empresa privada, embajadas y una subvención estatal, sigue siendo un desafío pendiente. Al ser consultados por "Artes y Letras", este grupo de ocho expertos y seguidores coincide en que es necesario pensar en modelos estratégicos que proyecten el festival y lo conviertan en una instancia que atraiga a nuevos públicos. Es relevante pensar también en una reformulación de su programa de conciertos y en la contratación de figuras destacadas, además de intentar ampliarlo, por ejemplo, hacia la ópera.

La gestora cultural Drina Rendic, presidenta del Capítulo Chileno del National Museum of Women in the Arts (NMWA), ha sido -desde hace más de una década- una entusiasta seguidora de las Semanas Musicales. Desde esa experiencia, señala que es un hito que un festival dedicado a la música clásica principalmente, en Chile, cumpla medio siglo. "Es un aporte para descentralizar las actividades culturales en nuestro país y un escenario importante para muchos artistas nacionales. La existencia del Teatro del Lago como espacio para que este encuentro produzca ahí parte importante de su programación ha sido un cambio importantísimo". Rendic añade que "toda organización necesita constantemente mirarse, evaluarse para mejorar, y en este caso creo que el nivel de artistas internacionales debería mejorar. También pienso que algunos intérpretes se han repetido mucho a través de los tiempos. Es necesaria la innovación en las presentaciones para que acuda un público más amplio. Se debiera recuperar la presencia coral, de modo de reconocer los orígenes del festival, y que entiendo este año han recogido".

Sobre sus proyecciones a futuro, remata que Frutillar tiene todo para convertirse en el festival más importante de música clásica de Latinoamérica, y para ello es clave que los organizadores "ya cuenten con el mejor espacio acústico de Chile, que es el Teatro del Lago. Deberían además contar con importantes fondos regionales".

Una escala más humana

El musicólogo y director del Instituto de Música de la Universidad Alberto Hurtado, Juan Pablo González, comparte el diagnóstico de Drina Rendic y entrega nuevas aristas vinculadas a la institucionalización del festival. A su juicio, todo lo que sea descentralizar la actividad artística en Chile es altamente positivo. "En este caso, juntando además bellos paisajes, gastronomía y cultura alemana inmigrante, todo girando en torno a la buena música. Sin embargo, confieso que soy nostálgico del espíritu original de las Semanas Musicales, donde era la propia comunidad la que se organizaba a escala local y los propios músicos se integraban de forma más horizontal, con actividades de difusión y cursos de perfeccionamiento junto a los ensayos, con énfasis en la música antigua, de cámara y el canto coral. La institucionalización de las Semanas Musicales de Frutillar y su alianza con grandes entidades que operan desde Santiago terminó con esa escala local y más humana que tuvieron en los años setenta, y que perfectamente pudieron haber conservado".

En esa línea más crítica, Juan Pablo González insta a que la propia comunidad sea la que se organice, "con músicos de lugares cercanos, con veladas musicales a pequeña escala realizadas en un número mayor de iglesias y escuelas, apoyando actividades didácticas y de perfeccionamiento. En fin, fomentando el espíritu con que las Semanas Musicales de Frutillar nacieron y que tanto beneficio le entregaron a la comunidad".

Alejandra Kantor, directora ejecutiva de la Fundación Toccata, asiste de manera regular a esta cita. La ex coordinadora artística del Municipal de Santiago afirma que los 50 años de las Semanas marcan un hito en Chile en el fomento de la música clásica y el desarrollo de audiencias. "Es un caso de éxito en la descentralización cultural marcado por la perseverancia de sus organizadores y la presencia de tres invitados permanentes: la Banda Sinfónica de la FACh, la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile junto al Coro Sinfónico y el ganador del concurso Luis Sigall del año precedente", dice.

En cuanto a las proyecciones, Kantor propone a futuro "incorporar actividades que los conecten más con el público y la ciudad. Me refiero a buscar unirse con la organización del Teatro del Lago y tener como participantes al Ensemble Residente y fomentar la reflexión y creatividad con más conferencias y mesas redondas (este año hay solo seis). También sería deseable tener música barroca como parte de la programación permanente y no de manera esporádica como lo es actualmente".

Sin duda que el director peruano David del Pino Klinge, ex batuta titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile y actual conductor de la Sinfónica de Rosario (Argentina), ha sido un protagonista de estas bodas de oro. Desde 1998 hasta el 2007 -salvo algunas interrupciones- le tocó participar de este festival. Comenta que desde sus inicios fue un foco de ebullición, con énfasis en lo formativo y pedagógico. "El espíritu de esas primeras décadas -estudio minucioso en talleres, intercambio con músicos de otras regiones, aprovechamiento de los profesores invitados- marcó positivamente a varias generaciones. Algunos por 'haber estado', otros, recibiendo información e influencia de quienes asistieron. El 'ejemplo' Frutillar fue pionero en la región. Se fueron transformando poco a poco en un festival veraniego de conciertos y las actividades pedagógicas se redujeron".

El músico nacido en Lima cree que seguramente "fue un cambio inevitable, como alguna vez lo conversamos con Flora Inostroza. No obstante, más allá de la excelente combinación de intérpretes y repertorio de la actual cartelera (y del éxito de su convocatoria) siempre quedarán en el recuerdo esos años de 'Campamento Artístico', de sólido nivel con el que empezó".

Nuevas propuestas

Francisco Rettig, director titular de las orquestas Filarmónica de Medellín (Colombia) y Clásica del Maule, también ha participado en varias ediciones de este encuentro. Desde esa experiencia, afirma "que se deben hacer cambios. Básicamente, lo que se hace es lo que se venía haciendo desde que yo participaba en ellas. El público, como en todas partes, ha cambiado, evolucionado, y necesita nuevas propuestas. A mi manera de ver, ya no basta con la forma de concierto tradicional. Dependerá de la creatividad de quienes tienen a su cargo la programación encontrar cuál es el camino para seguir proyectando las Semanas en el tiempo".

Carmen Luisa Letelier, Premio Nacional de Música 2010, ha cantado desde prácticamente los inicios de esta cita (este año acompañará al Ensemble Bartok). La destacada intérprete comenta que "a los artistas invitados se nos paga el pasaje, el hotel y nos dan un viático. Pago no hay, y ya está bueno que los músicos dejemos de hacer cosas gratis. Estamos como los organilleros. Pero, por otro lado, es tan lindo el lugar, puedes pasear por la costanera y compartir, que la falta de honorarios se compensa". Letelier advierte "que cuando los festivales se profesionalizan pierden su sello más familiar y encantador. Extraño más conciertos en las iglesias y darle más espacio a la música barroca".

La compositora Sylvia Soublette debutó en 2004 en las Semanas Musicales de Frutillar y también concuerda con la necesidad de reformular el repertorio. "Hay muchas repeticiones, pero esto no es algo solo del encuentro, sino de todo el país. Ha habido como una decadencia, en términos programáticos, y eso tiene que ver con que se dan obras de gusto más masivo, dejando de lado el riesgo y la formación". Soublette puntualiza que, "pese a ello, el aporte musical de Frutillar ha sido enorme".

Sebastián Errázuriz, director del Ensamble MusicActual de la Universidad San Sebastián y responsable -entre otros hitos- del estreno de la ópera chilena "Viento Blanco", se encuentra desde hace unos días con residencia permanente en Frutillar, junto a su familia. El compositor no cree que la repetición de los programas sea un tema negativo. "No me molesta. Para nada. Es muy importante que el repertorio venga de Santiago tocado y rodado. Creo también que es muy sano que Frutillar se convierta en una vitrina de resumen de lo mejor del año".

El autor de la ópera "Gloria" remata que las Semanas... "se transformaron, de alguna manera, en un festival de orquestas. Que este año actúen en una misma semana la Orquesta de Cámara de Chile, la Sinfónica, la Nacional Juvenil, la Usach y la FACh, es insólito".

Programarse:

Desde el 22 de enero al 5 de febrero

Más información de programas y precio de las entradas en www.semanasmusicales.cl

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