miércoles, enero 24, 2018

Nicanor Parra será enterrado junto a su casa de Las Cruces



El Mercurio

El antipoeta falleció en la madrugada de ayer, a los 103 años.
Sus restos serán velados hoy en la Catedral Metropolitana a partir de las 12:15 horas y mañana se realizará su funeral en el balneario de la zona central. 

Por Pedro Pablo Guerrero

A contar de mañana, los restos de Nicanor Parra descansarán en un sitio vecino al de su casa en Las Cruces, más precisamente en el lugar que ocupó el Castillo Negro, como bautizó el antipoeta a la casona que se incendió en 1985, conocida entre los lugareños con el nombre de La Pajarera. "Él mismo diseñó su tumba", dice su nieto Cristóbal Ugarte, Tololo (hijo de Colombina), quien recuerda que incluso hay un video en el que Parra manifiesta su voluntad de ser enterrado en la propiedad donde pasó sus últimos años de vida.

"En la costa, igual que Neruda y que Huidobro; en el litoral de los poetas", remarca Tololo.

Los restos del antipoeta serán velados hoy a partir de las 12:15 horas en la Catedral Metropolitana para que reciba un homenaje ciudadano, y el funeral se realizará mañana, después de una misa (el horario aún no se ha confirmado) organizada por sus familiares en la iglesia de Las Cruces. El cuerpo de Nicanor Parra será trasladado desde Santiago, pues la muerte lo sorprendió la madrugada de ayer en su casa de La Reina, donde está siendo velado, de manera privada, por sus familiares y amigos.

"Yo soy de acá. Hay que defender lo poco y nada que va quedando de este castillo", le dijo el antipoeta a su nieto Tololo cuando llegó la tarde del viernes a su vieja casa de la calle Julia Bernstein, construida en los años 60, en una ladera boscosa de La Reina Alta, lugar de reunión de escritores, artistas e intelectuales, de Violeta Parra a Ronald Kay, entre muchos otros.

"Desde hace un mes que pedía venir", indica Ugarte en la terraza adoquinada, a la sombra de un olmo, un quillay y un olivo muy altos. Quería ver los arreglos de la casa, por largo tiempo deshabitada, donde incluso vivieron okupas. Vino a aprobar el inventario que se está haciendo -en conjunto con la Facultad de Arquitectura de la UC-, de sus libros, muebles y objetos. El antipoeta no visitaba su propiedad desde el invierno pasado. "Trajimos todo para dejarla tal como estaba hace 20 años", dice Tololo, quien destaca, por ejemplo, la restauración del ala conocida como "La Pagoda", donde estaban la biblioteca del antipoeta en el primer piso y su estudio, en el segundo.

Satisfecho se mostraba Nicanor Parra durante sus últimos días, aunque no se sentía bien de salud. Minutos antes de dormirse, según su nieto, Parra estuvo cantando "Guantanamera" ("Yo soy un hombre sincero..."), que se había convertido en una especie de mantra. "La cantaba a cada rato", recuerda. Lo mismo sucedía con el conocido monólogo de "Hamlet", que recitó hace una semana en inglés.

"Entiérrenme como es debido", le pedía a su familia. Es decir, en la tierra, no incinerado ni en un nicho. "Vivo no me pondrán en el ataúd:/ Al cementerio x mis propios pies", expresó en una entrevista el año 2011 cuando recibió el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

Durante sus últimos días de vida, el antipoeta estuvo leyendo sus cuadernos recuperados. "Estaba muy agradecido de quienes los habían devuelto", recuerda Tololo.

De los seis hijos de Nicanor, ayer se pudo ver en La Reina a Colombina y a Ricardo Nicanor (Chamaco). Francisca venía viajando desde Villarrica mientras que Catalina, Alberto y Juan de Dios estaban en el extranjero. Llegó además el músico Nano Parra, sobrino del antipoeta.

Oración fúnebre de José Miguel Ibáñez

"Voy & vuelvo" decía el artefacto manuscrito puesto encima de su ataúd, colocado sobre una alfombra en el living de la casa, con la puerta abierta al jardín por donde circulaban nietos y bisnietos bajo el sol del mediodía. Pasada la una de la tarde llegó el presbítero José Miguel Ibáñez Langlois (Ignacio Valente), invitado por la familia Parra. Rezó junto al féretro por el descanso del difunto en una breve ceremonia en la que estuvieron presentes unas 15 personas. Terminada la oración fúnebre, Ibáñez roció el ataúd con agua bendita a petición de los deudos. Le recordaron, a continuación, los años en que se reunía a conversar todas las semanas con Nicanor. El sacerdote, a su vez, evocó la oportunidad en que, luego de bautizar a su hijo Juan de Dios, el antipoeta le contó el origen de su poema "La cruz" (1968), escrito luego de una visita al cementerio de Praga en busca de la tumba de Kafka. "Tarde o temprano llegaré sollozando/ a los brazos abiertos de la cruz", citó Colombina los primeros versos. Ibáñez celebró su buena memoria y recordó, enseguida, los últimos ("Por ahora la cruz es un avión/ una mujer con las piernas abiertas").

El crítico literario de "El Mercurio" fue, desde los años 60, un entusiasta lector del antipoeta y su rol como jurado fue decisivo para concederle el Premio Nacional de Literatura, en 1969.

Dos días de duelo oficial decretó el Gobierno para honrar a Nicanor Parra, y la Presidenta Michelle Bachelet expresó su pésame a la familia asegurando: "Chile pierde a uno de los más grandes autores de la historia de nuestra literatura y una voz singular en la cultura occidental". La Fundación Violeta Parra, por su parte, abrió un libro de condolencias. La única oportunidad que tendrán los admiradores del antipoeta para despedirlo será el funeral que se realizará mañana en Las Cruces.

 Voces que lo recuerdan

Jorge Edwards, escritor
"Es uno de los grandes escritores de la lengua, no solo de Chile, de la lengua española de los últimos años. Él tuvo una visión, no un descubrimiento, una visión de una poesía no retórica, no excesiva, no telúrica, como la que se hacía en los años 40 y 50 en Chile, y eso para él fue la antipoesía, que es una poesía más concisa, muy cercana de la matemática, de la lógica. Entonces su trabajo fue una gran renovación, fue una especie de crítica a la vieja poesía y la invención de una nueva".

Armando Uribe, poeta
"Es la pérdida de un poeta importante de la lengua castellana. Lo que ha entregado, escrito y vivido Nicanor Parra es la manera profunda de ser de los chilenos".

Raúl Zurita, Poeta
"Yo le debo a Nicanor Parra todo y su muerte es devastadora, pero aunque nos habíamos acostumbrado a su inmortalidad, había pasado los 103 años y Nicanor ya tenía que morir... La propuesta antipoética, uniendo la formulación de Marcel Duchamp de designar como arte todo aquello que el artista decide que lo es, con la crítica radical a la usura en el Canto XLV de los Cantares de Ezra Pound, nos mostró que en una sola partícula del lenguaje común que los seres humanos hablan están contenidas todas las obras maestras del mundo... La misión de la antipoesía fue liberar a las palabras obreras, aquellas que cotidianamente fundan la vida de los seres humanos, de la sumisión que les imponen las palabras sagradas. Ahora Nicanor, príncipe y mendigo, ha muerto y lo lloramos. Que viva Nicanor".

Oscar Hahn, Poeta
"Nicanor Parra produjo una transformación radical en el desarrollo de la poesía chilena, para bien y para mal. Para bien, es mérito suyo; para mal, es responsabilidad de algunos de sus seguidores que no entendieron su mensaje y creyeron que la función de la poesía era contar chascarros en verso. Si tuviera que caracterizar a Nicanor con una sola palabra, yo diría que fue fundamentalmente un provocador, pero sus provocaciones no eran un juego vacío, sino que estaban destinadas a remecer conciencias... A principio de los años sesenta, cuando él era profesor y yo alumno del Pedagógico, de vez en cuando me invitaba a almorzar a su casa de La Reina. Íbamos en su Volkswagen. A veces llegaban también otras personas. De repente, a propósito de escopeta, Nicanor decía cosas como esta: "Yo creo que Jesucristo no murió en la cruz. Yo creo que sobrevivió y que está viviendo en la Antártica". Todavía recuerdo la cara de estupor de los presentes... No sabemos si Nicanor está en el otro mundo, en el cielo o en la Antártica. Pero donde quiera que esté, es seguro que va a llegar como antiángel. O como antidemonio. Vaya uno a saber".


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