martes, noviembre 22, 2016

En busca de la arquitectura patrimonial de Aysén

El Mercurio

Dos proyectos de la fundación ProCultura plantean la impostergable necesidad de registrar y poner en valor métodos constructivos, tipologías, usos y memoria de casonas desconocidas en la Undécima Región.  

IÑIGO DÍAZ 

Llegada desde Chiloé en 1929, tomó en sus propias manos la misión de levantar entonces la casa de calle Riquelme. Esterlina Oyarzún es lo más parecido a una leyenda local en Coyhaique, una mujer independiente y aguerrida según se la ha descrito.

Diseñó y construyó esta casa siendo soltera. Cuando se casó con el también chilote Alfonso Chacón; alrededor de 1940 ella volvió a tomar las herramientas para construir una casa, la de calle 21 de Mayo, de dos pisos y cuatro habitaciones, más recordada por los antiguos coihaiquinos como la ineludible Pensión América.

Esta y otra serie de casas históricas de la ciudad son el objetivo de un inventario que está a punto de finalizar tras un año y medio de trabajo llevado a cabo por un equipo independiente de arquitectos, historiadores e investigadores. Ha puesto en la mira la importancia del registro de este patrimonio material. El proyecto es impulsado por la Fundación ProCultura y cuenta con fondos del gobierno regional.

"En diciembre lanzaremos la 'Guía de casas patrimoniales de Coyhaique' como una primera muestra de este rescate. Son casas que nunca se habían estudiado con detención, un patrimonio muy desconocido que se debe divulgar. Algunas se han demolido o se incendiaron, pero muchas están de pie aún", señala la arquitecta Constanza Pérez.

Se trata de 16 casas que fueron estudiadas en profundidad, considerando aspectos constructivos, registros de planta y elevación, contextualización histórica sobre su uso original, imágenes y memoria de sus habitantes. Se añaden al catastro otros once casos, referenciados fotográficamente.

"La arquitectura vernácula de Aysén no tiene arquitectos de formación. Se influenció por la geografía, el clima, la abundancia y el tipo de madera, además del origen y nivel cultural de sus constructores", dice el experto coihaiquino en tejuela Carlos Castillo.

Tradición y territorio

"Una de las cosas más importantes de este proyecto es la puesta en valor de la autoconstrucción en Aysén. Eso también es un patrimonio único que debemos preservar y difundir", anota Ilonka Csillag, presidenta de ProCultura. Esto, porque la serie de casas registradas en la guía, como las dos de Esterlina Oyarzún, tienen la particularidad de que fueron levantadas por sus propietarios.

"Son los colonos que no llegaron a Coyhaique por programas del Estado o como empleados de alguna empresa. Construyen sus casas sin apoyo, cada uno se pone a trabajar su pedazo de tierra, se ayudan entre los vecinos. Ellos generaron una identidad local", explica Constanza Pérez. Allí están los casos de inmuebles históricos, algunos ya centenarios como la casa que construyó don Narciso Ehijos González en 1914 y que aún pertenece al linaje. Otros ejemplos de esta construcción autogestionada son las casas Medina Muñoz (1935), Villalobos Foitzick (1936) o Navarrete Vera (1947).

"Es importante fortalecer el reconocimiento de la comunidad de esta arquitectura que le es propia. A nivel nacional no se ha valorado debidamente. Existe tanto una pérdida de la tradición de los artesanos de la tejuela como de las escuelas de arquitectura", dice la también arquitecta Lorena Pérez, de la oficina Reddo, cuyo equipo se encuentra en la primera etapa de otro proyecto similar, también diseñado por ProCultura y con apoyo de la U. Central.

Se trata de "Rescate de la tradición arquitectónica de Aysén", que obtuvo un Fondart regional de $14 millones para el estudio de nuevos casos urbanos y rurales de la región, todos parte de la colonización tardía de comienzos del siglo XX. En febrero irán en busca de casonas en Puerto Aysén, Balmaceda y Coyhaique, además de poblados pequeños como Villa Torreones, Valle Simpson o El Blanco.

"Actualmente quedan muy pocos tejueleros dedicados a elaborar la tejuela artesanal, rajada en sentido de la hebra natural. Es un oficio que está en retirada de los bosques debido a que la demanda es muy baja. Además es caro construir con tejuela artesanal comparado con nuevos productos", dice Castillo. La investigación finalizará en junio próximo con una exposición de los hallazgos y la maqueta para un libro. "Este registro va de la mano de una urgencia. Las casas se están destruyendo y no sabemos por qué", cierra Lorena Pérez.


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