martes, septiembre 20, 2016

Rodomiro Huanca, el músico que defiende la tradición de Socoroma

El Mercurio

Con apoyo del Fondart regional , acaba de publicar un libro que revela la riqueza patrimonial y simbólica del Carnaval de Socoroma. El volumen incluye un CD que grabó con Phusiri Marka, el conjunto que fundó hace 40 años.  

Romina de la Sotta Donoso 

Socoroma, a 30 kilómetros de Putre y a 125 de Arica, es uno de los pueblos andinos que conservan su tradición musical, pese a las masivas emigraciones hacia Arica que debilitaron la cadena de transmisión oral.

El responsable tiene nombre y apellidos: Rodomiro Huanca Vásquez. "Es un cultor, un músico, un conocedor de las tradiciones socoromeñas que ha recopilado las coplas tradicionales e historias locales", dice el antropólogo Daniel González, quien gestionó la postulación a un Fondart regional de su libro sobre el Carnaval de Socoroma. Se lo adjudicaron e hicieron 500 ejemplares de "Armemos la rueda con formalidad", guía que articula datos históricos, recuerdos de infancia, rituales y su simbolismo, con los acordes y las letras de las canciones imprescindibles. El libro incluye un CD que recrea la música particular que ordena este carnaval que anuncia la fertilidad. Este fue grabado por Huanca y su conjunto, Phusiri Marka, con el cual cumplen 40 años de trayectoria, y lo celebrarán este viernes, en el Parque Vicuña Mackenna, de Arica, con acceso liberado y con dos grupos invitados: Awatiñas y Arak Pacha.

"En el Carnaval de Socoroma, todos tienen su rol; los ancianos, jóvenes y niños. Este orden lamentablemente se está perdiendo. La gente es mala transmisora, no le cuentan a los niños, y después los jóvenes bailan toda la semana con las orquestas chicha y no se preocupan de lo tradicional. Algunos han perdido hasta el respeto", comenta Rodomiro Huanca.

"Últimamente se cruzan dos fiestas, una protocolar y la otra muy disipada. Incluso hay jóvenes que arman sus carpas en sitios sagrados", detalla González.

La fiesta tradicional, en cambio, es un ritual lleno de protocolos. Se arman parejas de baile y el grupo va pasando de casa en casa, donde les van sirviendo una bebida y un dulcecito. Acompaña el recorrido una banda de tarkas que comanda Huanca, quien en la fase de rueda ceremonial declama las coplas junto a un violín y una guitarra.

"Tengo el don de cantar todas las canciones de la zona andina, de las fiestas tradicionales, de la rueda de carnaval, de la siembra de papas, de las cruces de mayo. Desde niño intuí lo que era la música y el canto. Y a su vez aprendí a tocar la zampoña y la tarka, y luego la guitarra y la mandolina", cuenta Huanca.

La tarka, flauta vertical pentáfona, tiene un rol clave: "La tarka es exclusivamente del carnaval. De acuerdo a la creencia del mundo andino, su sonido grave tiene una vibración muy especial que rompe las nubes y empieza a llover".

Este universo sonoro que está siendo acallado por grandes volúmenes foráneos. "Por la influencia del carnaval de Oruro se han creado muchos bailes sambos y morenadas, grupos de hasta 150 bailarines y con bronces. Los socoromeños se sienten disminuidos, porque sus tarkas y guitarras se pierden", dice González. Y remata Huanca: "El carnaval no es morenada ni caporal, que se bailan todo el año y en cualquier circunstancia. En los pueblos el carnaval celebra que las chacras están hermosas y los trigales están espigando".


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