lunes, diciembre 28, 2015

La vida secreta de David Bowie lejos de los escenarios, pero fiel a la música


El Mercurio

El artista no da entrevistas y no hace conciertos ni apariciones públicas, pero sigue trabajando intensamente. El 8 de enero aparece su álbum más reciente.  

JULIÁN RUIZ El Mundo 

Como cada mañana, por prescripción médica, David Bowie sale de su dúplex en el número 285 de la calle Lafayette, en el exclusivo barrio de Nolita, en Manhattan, para dar su paseo matutino de al menos una hora de duración. Normalmente puede llegar hasta la célebre St. Marks Place, donde tenía Andy Warhol su estudio, que Bowie conoció en su primera visita a Nueva York hace 45 años.

Es un caminante anónimo. Casi nadie lo reconoce. En una entrevista de 2003 dijo estar enamorado de Manhattan, precisamente porque podía andar por sus calles sin que nadie le reconociera.

Le gusta acudir a los estudios Magic Shop, en el número 49 de Crosby Street, a cinco minutos de donde vive. Otros días acude a su oficina Isolar Enterprise, que está casi frente de su casa. En su departamento, avaluado en US$ 14 millones, tiene un miniestudio que ocupa dos de las ocho habitaciones.

En su oficina de Isolar está siempre a su mano derecha su compañera de toda la vida, la suiza Corinne "Coco" Schwab. Es la asistente personal de Bowie, ex-amante y con la que se llegó a casar en los años setenta. Fue ella quien, en los peores momentos del cantante, devorado por la heroína, lo refugió en una clínica de rehabilitación en Montreux. Y allí incluso le compró una casa, cerca de la que tenía Roger Taylor, el baterista de Queen. Fue eso lo que llevó a Bowie a colaborar con la banda en "Under pressure".

Dos o tres veces a la semana, el artista acude al Café Falai, en la misma calle Lafayette. Pide una botella de agua y un sándwich. Cuando almuerza con Coco incluso puede llegar a comer pasta. Pero prefiere la comida de su esposa, la modelo somalí Imán, con quien está casado desde 1992. Su plato favorito es una tortilla de huevos blancos con espárragos. En el edificio donde reside, solo viven 31 personas. Y entre sus vecinos están el ex tenista Patrick McEnroe y Lachlan Murdoch, hijo del dueño del New York Post.

Es raro que Bowie quiera salir de Manhattan. En los últimos años visita muy poco la casa que tiene en las montañas de Catskill. Es un terreno de 64 acres que él e Iman se compraron justo unos meses antes de que él padeciera una angina de pecho en Alemania, en 2004, y por el que hoy vive con tres bypass en el corazón. Su anterior mansión, en la isla Mustique, la vendieron. A Bowie nunca le gustó el mar, ni siquiera el lujo del Caribe. Si se compró esa casa fue por Mick Jagger, que ya tenía allí una (ahora tiene dos).

Normalmente, por la tarde pinta, su gran pasión, o trata de escribir alguna canción nueva. Es obstinadamente un padre perfecto para su hija Alexandria, de 15 años. En junio de 2013, David Bowie viajó con ella e Iman a Europa, en barco. Fue la última vez que estuvo en ese continente, y en Londres pudo ver en una visita privada una exposición de sus trajes, sus obras y sus fotografías en el Victoria and Albert Museum.

Jamás viaja en avión. Su acrofobia se ha incrementado en los últimos años. No se aburre de los largos viajes en barco: le dan la oportunidad de leer, de disfrutar del cine clásico de comienzos del siglo XX, afición que le apasiona. Bowie es un experto en los filmes del genio ruso Sergei Einsenstein.

¿Cuáles son las causas de la aparente misantropía de Bowie? Posiblemente no tolere la sociedad actual y prefiera vivir en un mundo especial, lejos del mundanal ruido. Hace más de una década que no da entrevistas y su última presentación en vivo fue en 2006, en un evento de beneficencia. En octubre pasado, de hecho, su mánager dijo que se había retirado definitivamente de los escenarios, pero no de la música. Desde su hermética jaula de cristal, aún puede ofrecernos una obra maestra como "Blackstar", el primer single de su nuevo disco (ver recuadro), que tiene una letra autobiográfica, donde habla de ser una "estrella negra" y, bien en el fondo, explica por qué es el Howard Hughes del rock.

 Nuevo disco y musical en Nueva York

"Blackstar", el álbum de estudio número 25 en la carrera de David Bowie, será lanzado al mercado el 8 de enero, el mismo día en el que el artista cumple 69 años. Llega dos años después de "The next day", pero si bien ese era más tradicional para el estilo del músico, su nuevo trabajo buscó ser más experimental, según contó el productor Tony Visconti, que trabajó codo a codo con Bowie para hacer el disco, que incluirá 7 canciones.

Visconti dijo que se inspiraron en Kendrick Lamar, cuyo álbum era "abierto de mente" y no derechamente hip-hop. "Él puso de todo y eso es exactamente lo que queríamos hacer. El objetivo, en muchas maneras, era evitar el rock & roll", explicó a Rolling Stone.

Fue Bowie quien eligió la canción "Blackstar", liberada en noviembre pasado, como el primer single. Tuvo eso sí que reducir la duración, que superaba los 11 minutos, a 9:57 para poder ponerla en iTunes, que no permite venta de canciones individuales de más de 10 minutos.

Durante el segundo semestre de 2014, Bowie trabajó solo en su casa durante cinco meses en el material. En diciembre contactó a sus colaboradores, incluido Visconti, para grabar el álbum en sesiones diarias de hasta siete horas.

Al mismo tiempo, Bowie trabajaba en "Lazarus", la obra musical que está actualmente en Nueva York -fuera de Broadway- hasta el 20 de enero, con Michael C. Hall ("Dexter") en el rol principal. La pieza incluye canciones de Bowie y otras originales, y es una adaptación de la novela de ciencia ficción "El hombre que vino de las estrellas", que el cantante protagonizó en su versión fílmica en 1976.

El artista seguirá en esta línea el próximo año, ya que escribirá canciones originales para un musical que se hará de "Bob Esponja", la popular serie animada.

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