martes, julio 02, 2013

Claudio Parra y las celebraciones de los 50 años de Los Jaivas

Beethoven

Los Jaivas son parte esencial de la historia musical de Chile. Y es que este conjunto viñamarino no solamente cruza generaciones sino también géneros musicales y esto les ha valido un reconocimiento general de nuestra sociedad. En su música confluyen el rock, la raíz chilena y latinoamericana y también la música de tradición escrita, ámbito con lo que han trabajado en distintos proyectos de tipo sinfónico a lo largo de su carrera.

El presente 2013 se cumplen 50 años desde la fundación de la banda, y las celebraciones no se hacen esperar. Los días domingo 30 de junio y lunes 1 de julio, Los Jaivas estuvieron en el Teatro Municipal de Santiago, junto al coro profesional del céntrico coliseo. Pero no son los únicos eventos especiales en torno a este medio siglo, ya que también volverán al formato sinfónico, cuando actúen con la Orquesta Sinfónica U.de Concepción a comienzos de septiembre.

Sobre estos y otros temas, conversó con nosotros Claudio Parra Pizarro (nacido en 1945), pianista y miembro fundador del grupo, y al que se le suele considerar su director artístico. Esto deriva el hecho de que Parra tuvo una formación formal en música a mediados de los años ’60, época en que estudió teoría musical en la Universidad de Chile. Así, recibió instrucción en piano por parte de la maestra Cristina Herrera, y también clases de contrapunto con Alfonso Letelier.

¿Cuál es la reflexión que se hace de estar en un conjunto musical que cumple 50 años de trayectoria?

Primero está el hecho de darse cuenta que uno lleva 50 años tocando. Es algo increíble, hace un par de años veíamos que se acercaba esta fecha pero uno no le tomaba el peso, tocábamos no más. Ahora se ve en toda su magnitud. ¡Es medio siglo! Harto tiempo. También reflexiono en cuanto a que toda mi vida ha girado en torno a la banda. Y cosas como el vivir en Argentina y Francia, y ver que todo eso ha tenido que ver con el grupo es algo fuerte. Por suerte hemos tenido el apoyo de nuestras compañeras, nuestras familias, en este largo viaje.

 Cuéntanos un poco de esta presentación especial junto al Coro del Teatro Municipal.

Nosotros teníamos una deuda con el Municipal desde 1973. En esa época habíamos grabado dos temas que utilizan orquesta de cámara, “Los Caminos que se Abren” y el “Corre que te Pillo”. Esto dio paso a que hiciéremos un concierto sinfónico en el Teatro Municipal de Viña del Mar, y después queríamos repetir eso mismo acá en Santiago. Y no recuerdo muy bien como, pero nos conseguimos el Teatro Municipal de Santiago, e íbamos a hacer el concierto el día 14 de septiembre del ’73. Iba a ser nuestra despedida porque pronto nos embarcaríamos en nuestra primera gira al exterior, a Argentina. Estaba todo arreglado, pero pasó lo que todos sabemos y el concierto no se pudo hacer. Luego fuimos a la gira y no volvimos. Así que 40 años después se cierra el círculo con el Municipal. La invitación vino por parte del coro, ellos quisieron hacer algo con nosotros. Entonces armamos este programa que incluye partes de nuestra obra “Mamalluca” que utiliza coro, y también nuevos arreglos de piezas como “Ayer Caché” que tenía una concepción muy coral. También tuvimos de invitado a Manuel Jiménez, el arpista de la Sinfónica de Chile.

 ¿Qué otras actividades especiales se vienen para el grupo este año?

Por el lado externo a lo musical, va a haber una exposición en el Museo Nacional de Bellas Artes que va a estar abierta todo el mes de agosto. Va a tener afiches de conciertos, fotografías, recortes de prensa, partituras, una línea de tiempo y los cuadros originales de René Olivares que utilizamos en nuestras carátulas. Y en cuanto a presentaciones, tendremos el concierto de cumpleaños, en la fecha de nuestro aniversario que es el 15 de agosto. Como es día festivo, pensamos tocar en el frontis del propio museo en un concierto al aire libre, y donde queremos invitar a músicos amigos, cuerpos de baile de diabladas nortinas, y quizás también al Ballet Nacional Chileno (BANCH), con quienes hemos trabajado antes. Eso mismo lo queremos hacer en la Quinta Vergara de Viña, nuestra ciudad, y a comienzos de septiembre estaremos en Concepción. Allí vamos a hacer otro concierto especial, junto a la Orquesta Sinfónica U.de Concepción. Es una invitación de la CORCUDEC para hacer las piezas sinfónicas que hemos hecho durante nuestra carrera, incluyendo “Letanías por el Azar” que nunca grabamos en un disco. También se va a incluir una pieza encargada a Rodrigo Tapia, donde él toma algunos temas de nosotros para crear una fantasía orquestal, y la dirección va a estar a cargo de Alejandra Urrutia. Esto es el 6 y 7 de septiembre en el Teatro Universidad de Concepción.

Los Jaivas siempre han sido un conjunto que se ha nutrido de distintas fuentes musicales, donde también está la música de tradición escrita. Tú has mencionado como les marcó “La Consagración de la Primavera” de Stravinsky en los inicios del grupo, y también está toda la experiencia de la improvisación vanguardista usando tornamesas y piano preparado. 

Tiene que ver con cómo nos formamos nosotros. Había mucha música en nuestro ambiente. El padre de “Gato” Alquinta, por ejemplo, era un gran melómano y admiraba mucho a Beethoven. Cuando íbamos a su casa, escuchábamos las sinfonías de Beethoven. Nosotros, los Parra, teníamos un tío pianista, y así fue que crecimos con música. A nosotros siempre nos gustó la música contemporánea. Escuchábamos Stravinsky y yo cuando estudié piano conocí a Bartók. También estaban las experiencias de vanguardia, como por ejemplo John Cage, quien nos encantó cuando escuchamos su música. A mí en lo personal me atrajo mucho Henry Cowell, y su particular técnica para tratar el piano. Eso nos fue nutriendo y cuando empezamos a trabajar con la improvisación, esas influencias empezaron a aflorar. Era un trabajo básicamente rítmico y todo el primitivismo de la “Consagración” fue un referente.

Esta convergencia de mundos sonoros ha llevado a habitualmente a que se les denomine un grupo de rock progresivo. ¿Qué te parece que se les agrupe junto a bandas como Yes, Pink Floyd o Genesis?

Nosotros nunca nos hemos querido clasificar, porque uno se encasilla y se obliga a ser consecuente con ciertas líneas. En nuestra etapa de improvisación, siempre decíamos que nosotros no estábamos comprometidos con lo que habíamos tocado ayer (risas). Teníamos una amplia libertad y decíamos que la música era espontánea y no debía repetirse. Se nos empezó a comparar con la música progresiva, y yo personalmente nunca quise escuchar a Pink Floyd (risas), precisamente para no caer en una influencia inconsciente. Pero sí sé que ellos hacían cosas parecidas y tenían ideas afines con algunas de las nuestras.

Hablemos de las incursiones sinfónicas de Los Jaivas. En primer lugar están la piezas “Los Caminos que se Abren” y “Corre que te Pillo”, ambas de alrededor de 1972. ¿Cómo surgió la inquietud de trabajar con orquestas?

Era una idea que estaba de siempre. Cuando improvisábamos, buscábamos lograr un sonido sinfónico con los instrumentos que teníamos, y añorábamos la riqueza del contrapunto, la combinación de timbres, etc. Entonces “Los Caminos que se Abren” surgió primero. Partió con una base rítmica grabada por Gato, Eduardo y Gabriel, luego escuchamos la grabación y fuimos imaginándonos todos los instrumentos, cornos, cuerdas, qué sé yo. Entonces fuimos orquestando al mismo tiempo que escuchábamos la cinta. Después vino “Corre que te Pillo” que está inspirado por el malambo argentino, el cual conocíamos por una compañía de danza argentina que estuvo en Viña, y también por Alberto Ginastera, que cuando descubrimos su música fue como encontrar un Stravinsky latinoamericano.

 Unos años después hicieron “Letanías por el Azar”, que ha adquirido el carácter de legendaria porque nunca se ha grabado. Solo está ese registro realizado en Holanda a comienzos de los ’80, junto al director Libor Pesek, hoy una batuta muy reconocida.

Esa obra surgió en Argentina. Queríamos realizar un nuevo concierto sinfónico, y pensamos que necesitábamos una pieza nueva para armar un programa más completo en 1974. Ahí la estrenamos y después en Holanda hicimos una revisión y pudimos hacerla en un programa oficial de la orquesta, que era la Oversijssels Philharmonisch Orkest, que la presentó en una iglesia. En tiempos más recientes la hicimos en Temuco, por lo que la de Concepción sería la segunda vez en Chile.

Después vino “Mamalluca”, una obra más ambiciosa, una cantata donde participó (bajo otro nombre) la Orquesta Sinfónica de Chile.

Originalmente era un proyecto que habíamos conversado con Fernando Rosas. Cuando empezamos a venir a Chile más seguido a partir de 1995, luego del lanzamiento del disco “Hijos de la Tierra”, nos picó el bichito nuevamente de hacer un concierto sinfónico. Yo contacté al maestro Rosas y él se mostró muy interesado en que trabajáramos con la Orquesta de Cámara de Chile. Paralelamente, surge nuestro viaje al Valle del Elqui, que inspiró a Eduardo a escribir el poemario que serviría de base para “Mamalluca”. Cuando él nos mostró sus textos, al tiro pensamos que eran ideales para hacer música con ellos, y nos imaginamos una obra con coro y orquesta sinfónica. No recuerdo muy bien, pero no pudimos trabajar con el maestro Rosas por un problema que él tuvo. Luego tuvimos contacto con el CEAC U.de Chile a través de Iván Vergara, su productor, y pudimos trabajar con la Orquesta Sinfónica de Chile. El problema es que luego de grabado el disco, la propia Universidad de Chile no dio la autorización para utilizar el nombre de la orquesta y por eso tuvimos que cambiarle el nombre a Orquesta Sinfónica Nacional.

 Es curioso que en la portada de “Mamalluca” aparezca el subtítulo “Obras Sinfónicas Vol.1”. ¿Se pensó en un segundo volumen?

Como ya teníamos “Letanías” y las otras piezas más cortas, pensamos que sería bueno agruparlas en un disco futuro. Entonces para comprometernos a no olvidarlas, le pusimos ese subtítulo. Esperábamos hacer el Vol.2 en un futuro cercano, pero no ha pasado todavía. Quizás ahora que vamos a volver a trabajar con una orquesta, podríamos pensar en la posibilidad.

Finalmente, Claudio, siendo el integrante de Los Jaivas que lee y escribe música, ¿Has sentido la tentación de componer una obra para orquesta sinfónica?

No lo podría descartar, pero yo no sé si tengo un lenguaje personal. Yo soy un músico ligado a un grupo, donde se trabaja colectivamente. Si lo hiciera, tendría que ser algo para Los Jaivas.



Álvaro Gallegos M.

No hay comentarios.: