martes, junio 25, 2013

El pop británico ayer y hoy: ¿Tiene algo nuevo que decirnos la isla?

El Mercurio

a confirmación de la gira de Morrissey por el país, sumada al debut de Blur, además de la posible reunión de Oasis, reavivan la llama del pop inglés, cuyo legado -como se vio en los Juegos Olímpicos- es un patrimonio universal.

J.C. Ramírez Figueroa

Uno de los hitos más delirantes de la historia de la música pop fue el 14 de agosto de 1995, cuando la prensa inglesa, desde la BBC hasta los diarios sensacionalistas, cubrieron como gran tema país el lanzamiento de los respectivos nuevos singles de Blur y Oasis. Aunque los implicados reconocerían después que tanto escándalo por un single nuevo fue un montaje de sellos y prensa, también funcionó como coronación mediática del BritPop.

Un movimiento que emergió con el debut homónimo de Suede hace exactos 20 años. Un disco emocionalmente intenso y con sonido a lo David Bowie, que chocaba con todo el grunge y house que sonaba en el momento. Fue el disco más rápidamente vendido de la historia y llevó a su líder, Brett Anderson, a salir en la influyente revista Select con una bandera británica y la frase "Yankee, go home".
Sin embargo, las mayoría de las bandas emblemáticas -Pulp, Radiohead, Super Furry Animals, The Divine Comedy, Gene- no tenían mucho que ver entre sí. Por otro lado, varios críticos detectaron tempranas señales de fatiga creativa: Oasis copiaba nota por nota fragmentos de Beatles o T. Rex; Sleeper era Blondie, y Supergrass, The Jam. Es decir, las bandas británicas de los 90 solo estarían saqueando la tradición de los 60 y 70, en lugar de crear algo nuevo. Pero lo que nadie podía negar era la capacidad de hacer grandes canciones. A un nivel que ni todas las guitarras de blues y voces acrobáticas del rock estadounidense podían lograr. Algo que justificaba un crítico del semanario New Musical Express, defendiendo a Oasis: "¿Puede ser malo un plato de tallarines que te recuerda a otro que comiste en 1983?".

Tras el declive del britpop a partir de 1998, Estados Unidos volvió a tomar la delantera con el nü-metal y el pop bailable. Sin embargo, aunque no se ha generado un movimiento de proporciones, cada nuevo paso que da la industria -del mp3 a los nuevos mercados para giras- ha sido acompañado por alguna banda inglesa: Coldlplay, Franz Ferdinand, Muse, Arctic Monkeys y, ahora, Jake Bugg. Aunque también podría destacarse la oleada soul de Amy Winehouse, Duffy y Adele. Y aunque todavía se espera una nueva gran explosión, el legado del pop inglés -como se vio en los Juegos Olímpicos- es un patrimonio universal. ¿Cuáles son las razones para seguirle teniendo fe?

-El efecto péndulo. La tesis de un gran péndulo creativo entre EE.UU. y Gran Bretaña justificó durante décadas la profunda -y muy equilibrada- influencia que ambos países ejercían en la música popular global. Si los primeros exportaron a Elvis y el rock and roll, los segundos respondieron con los Beatles y la "invasión británica". Si la madre patria les envió Led Zeppelin, los "americanos" enviaron Kiss. Si el punk se definió en Nueva York con The Ramones, Londres lanzó a The Sex Pistols y The Clash. Si Nirvana rescató el rock más guitarrero en los noventa; Oasis aparece inmediatamente después. Un movimiento donde el diálogo se expresa de diversas formas. Mucho se ha escrito sobre cómo el "Pet sounds" de los Beach Boys fue una respuesta a "Rubber soul" y "Revolver" de los Beatles y cómo, a su vez, esta competencia posibilitó la creación del "Sgt. Pepper's lonely hearts club band".

-Los medios. Aunque se ha criticado a la prensa inglesa de elevar -y luego bajar- a bandas debutantes o de malinterpretar a Morrissey, es indudable su papel fundamental en la potenciación de su música. En Inglaterra hay, al menos una publicación de música -NME- que se aparece semanalmente. Revistas como la Q incorpora cuestionarios sobre discos o entrevistas entre músicos. The Guardian o The Observer publican ensayos o artículos humorísticos sobre los nuevos lanzamientos. La Radio 1 sigue haciendo convivir todos los subgéneros, lo mismo que "Later...with Jools Holland" en la BBC2 el show de Jools Holland, fundado en 1992 y que ahora va en su temporada 42. Precisamente este programa -que en Chile transmite Film & Arts- es un gran escaparate de la música que se hace en la isla. En varios escenarios, las bandas (desde experimentadas hasta debutantes) van turnándose para mostrar sus nuevas canciones.

-Incorporar otras músicas. Es conocido el amor estadounidense por las guitarras eléctricas fuertes y las escalas pentatónicas de su música de raíz (folk, hillbilly, country). También, su desarrollo pop que devino en la fórmula del estribillo memorizable y, ojalá, tan simple que todo el mundo lo pueda corear. En ese contexto, el rock masivo casi siempre ha optado por el estribillo y el ruido. Desde Velvet Underground a Black Keys, hay una economía de recursos brillante, pero que en Inglaterra es potenciada por la búsqueda de grandes arreglos orquestales (ni Oasis se pudo resistir), la inclusión de géneros europeos (canción francesa, ritmos africanos, folclore celta) y mucha experimentación en estudio. Es cosa de desparramar sobre la mesa el canon masivo y alternativo del rock inglés y compararlo con el estadounidense.

-Microescenas insulares. Una cosa es componer con carreteras, ciudades soleadas y locales vibrantes y otra, muy distinta, que esté nublado siempre y que todo pase en Londres. De ahí que Gran Bretaña haya construido un lenguaje pop muy particular en su asimilamiento de las oleadas provenientes de "América". En los 70, por ejemplo, se bailaba singles descatalogados soul en las ciudades norteñas (de ahí el término Northern Soul). También se mezcló punk y arte sonoro en Manchester. En Leeds, Gang of Four fusionaba con éxito disco-funk, guitarras y política. En ciudades como Bristol o Glasgow surgió un nuevo pop con contenido político y bellas guitarras atmosféricas. En Hull -catalogada por sus propios habitantes como "la ciudad más fea de Inglaterra"-, The Housemartins se atrevían a cantar en armonía y sin instrumentos. Quizá por esa naturaleza insular y poca disposición a involucrarse en la industria, bandas como Belle & Sebastian, que funcionan como orquesta, Camera Obscura, o el disidente Billy Childish, siguen considerándose como "secretos mejor guardados". Lo interesante sería que muchos de los actuales, deberían hacerse públicos.
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PRÓXIMOS CONCIERTOS
Morrissey estará en Chile en La Cúpula el 22 y 23 de julio, además del Sporting Club de Viña el 15, y ofrecerá un show gratuito por confirmar, el 26. Blur se presenta en la pista atlética del Estadio Nacional, el 7 de noviembre.

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