lunes, junio 03, 2013

El arduo trabajo del Archivo de Música de la Biblioteca Nacional

Cecilia Astudillo despliega uno de los manuscritos de Juan Amenábar, que acaba de ingresar al Archivo de Música. 

El Mercurio

Esta semana recibió manuscritos de Juan Amenábar, fallecido pionero de la música electrónica, los que se suman a los fondos documentales de compositores chilenos. Apenas dos personas administran la tarea allí.

IÑIGO DÍAZ

Esa noche de 1971 en el Club de Jazz de Santiago, el compositor e ingeniero Juan Amenábar fue testigo de los experimentos percusivos del astro de la batería Lucho Córdova, quien se había propuesto entonces obtener melodías de su instrumento. "Afiné los cuatro tambores en distintas notas y me quedé solo en el escenario tocando todo tipo de cosas no convencionales para el jazz", recuerda Córdova, hoy de 91 años.
Al final del concierto, Amenábar se le acercó y le señaló cuán sorprendido había quedado al escuchar "algo así de un baterista. Entonces me invitó a grabar a su casa, porque lo que había tocado era muy cercano a sus propios experimentos", agrega el músico. Esa grabación se convirtió en "Divertimento cordovés", según anota Amenábar en la portada de su manuscrito, una obra "para percusión, conjunto instrumental y cinta magnética". Y ese original, un tesoro de la historia chilena de la música electroacústica, está hoy al resguardo del Archivo de Música de la Biblioteca Nacional.

Esta semana la oficina que encabeza Cecilia Astudillo -con experiencia de una década en el Fondo Margot Loyola de Valparaíso- creó, con ésta y otras entregas, el Fondo Documental Juan Amenábar, dedicado a uno de los pioneros de la música electrónica en Chile y en Sudamérica junto a León Schidlowsky y José Vicente Asuar.

"La familia de Amenábar, encabezada por su viuda, Eliana Folch, nos entregó el primero de sus aportes, dos cajas con sus manuscritos de música aleatoria", dice Astudillo. "Son muchas hojas de páginas cuadriculadas donde cada cuadrado tenía correspondencia con un rango de tiempo. Allí, el compositor hacía sus anotaciones para diversas obras, como 'Klesis' (1968), pieza para cintas magnéticas", agrega. Este fondo se nutrirá de nuevas entregas de partituras convencionales, fotografías y documentos.

Atraso crónico

Juan Amenábar es el último nombre en sumarse a los fondos documentales de compositores chilenos que conserva el Archivo de Música, uno de los más pequeños y, según se ha dicho, el más rezagado de entre los archivos de la Biblioteca Nacional. Fue fundado en 1969 como iniciativa del compositor Alfonso Letelier. Luego, el también compositor Fernando García donó cerca de la mitad del material que hoy se conserva ahí y que protegía en su casa de manera particular.

"Lo más importante fue el trabajo de la señora Ruby Ried Thompson, pianista, musicóloga y archivera, que enseñó a los compositores cómo debían clasificar sus trabajos. Puso a las familias de cabeza a ordenar el material", dice Sandra Figueroa, la segunda integrante del pequeño equipo del archivo. Apenas son dos personas para tamaña tarea de registro.

De hecho, en el archivo tardaron seis meses en digitalizar -con estándares internacionales- uno de los once estantes donde se resguarda el legado de diversos autores, desde Pedro Humberto Allende, Acario Cotapos y Alfonso Leng, hasta Vicente Bianchi y Valentín Trujillo. Cada estante contiene 20 cajas de manuscritos, y cada caja conserva 80 páginas. En total, deben digitalizar 17.600 páginas. "Pero no existe ningún archivo en el mundo que no esté atrasado. Es su esencia", comenta Trujillo.

Esta oficina cuenta además con material bibliográfico, fotografías, documentos y una muy mermada colección de discos, debido a que no todas las ediciones llegan a la biblioteca como indica la ley de depósito legal. Esos audios se habilitan para los usuarios en sala y sobre todo para muchísimos usuarios digitales, que acceden a través de los sitios memoriachilena.cl, bncatalogo.cl y coleccionesdigitales.cl.

"Una de las tareas de este bicentenario de la biblioteca es reconectarnos con los sellos editores y los músicos independientes para completar las colecciones. Muchos no conocen esta ley", dice Astudillo. Y Figueroa agrega: "Conservar es caro; tener especialistas es caro. Definitivamente, nos faltan profesionales".

La obra electroacústica mixta "Divertimento cordovés". El solista fue el baterista de jazz Lucho Córdova. 

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