sábado, noviembre 03, 2012

Los 10 mejores documentales musicales del festival In-Edit Nescafé

La Tercera


Elegidos por un grupo de músicos y periodistas españoles, los filmes estuvieron en In-Edit Barcelona. Las películas se darán en la versión local del evento, que va del 6 al 16 de diciembre.

por Rodrigo González


Don’t Look Back (1967)
Bob Dylan sale de gira en 1965 a Gran Bretaña y en el camino hace lo que quiere: contesta al que se le antoja, se ríe de todos, dice frases para el bronce. Es una estrella de talento inconmensurable, de carisma innegable y de temperamento insoportable. Los periodistas lo pasan mal, no saben cómo tomarse al cantautor de 24 años. El que sí sabe qué hacer es el documentalista D. A. Pennebaker, quien no tenía idea de Bob Dylan antes de hacer este trabajo, y que estuvo ahí para filmar lo preciso en el momento correcto. Es uno de los mayores filmes musicales de la historia, preservado por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos “por su significación cultural, histórica y estética”.

Gimme Shelter (1970)
Querían tener algo de seguridad, tomar precauciones. Pero los Rolling Stones fueron demasiado lejos en 1969: contrataron de guardias a los Angeles del Infierno, un grupo de motociclistas con demasiado ego en las venas. El 6 de diciembre, la banda británica se presentó en el Festival de Altamont (California). Al día siguiente, las noticias salieron en las páginas policiales: un homicidio y tres muertes accidentales. Todo lo documentaron los hermanos Albert y David Maysles.

A Film About Wilco (2002)
Wilco es uno de los grupos indies más importantes de la última década, dueño de un sonido único y con un líder que es un hombre que tiene su humor: cambiante como pocos. Este filme de Sam Jones tiene como título completo I’m trying to break your heart y muestra qué pasa cuando un grupo hace un gran disco (resultó ser Yankee Hotel Foxtrot, para muchos su cumbre) y casi muere en el intento. En esta grabación se fueron dos integrantes y Wilco rompió con su sello.

Instrument (1999)
Fugazi, otra banda inclasificable, necesitaba la mirada de un director que fuera antes que nada un amigo, un cómplice. De lo contrario, nadie que viera el documental iba a captar el mensaje. Y el mensaje de Instrument es que estos representantes del post punk no hipotecan su originalidad ni por un millón de dólares. Tocan en gimnasios de colegios, en cárceles y dan entrevistas a niños de ocho años. No importa, lo hacen a su manera. Y su sonido es único. Dirige Jem Cohen.

Let’s Get Lost (1988)
Chet Baker, el trompetista más fotogénico del jazz, era para algún crítico “la mezcla perfecta entre Frank Sinatra y James Dean”. Se hizo conocido en los 50, quiso ser actor de cine, intentó brillar más que Miles Davis y terminó sin dientes tras una golpiza. La heroína, droga que mató a Charlie Parker y Bill Evans, lo llevó a pasear al infierno en vida. Sólo hacia el final, en los 80, encontró algo de paz. Dio entrevistas y Bruce Weber hizo este documental. Un clásico de la derrota.

Stop Making Sense (1984)
Jonathan Demme, director de El silencio de los inocentes, se encargó en los 80 de llevar a imágenes la vida artística de sus amigos, los Talking Heads. En 1983 pasó tres noches filmando sus recitales en el Hollywood’s Pantages Theater. Lo que hizo ahí fue simple e influyente: no aplicó el método MTV y, por el contrario, hizo tomas largas, de cuerpos enteros, sin muchos cortes. Y, caso raro, sin darle demasiada atención al público. Sólo los Talking Heads para el espectador.

The Devil & Daniel Johnston (2005)
Un loco que compone en el subterráneo de la casa y graba casetes que escucha Kurt Cobain. Un adulto niño que lleva 30 años creando, pero que sufre tormentas cerebrales el día menos pensado. En esas jornadas, Daniel Johnston no es Daniel Johnston. Es sólo un interno más en el hospital, a merced de las enfermeras y de los doctores. De los matasanos y de las inyecciones. Esta película de Jeff Feuerzeig ganó Sundance y contribuyó a hacer más conocidos a Daniel y a su demonio.

The Filth and the Fury (2000)
El director inglés Julien Temple sabe de lo que habla cuando está contando una historia de punks en los 70. Fue uno de ellos e hizo el documental The great rock ‘n’ roll swindle (1980), sobre los Sex Pistols. También creó The future is unwritten, acerca del líder de The Clash. El 2000, 20 años después de su primer acercamiento, vuelve sobre los Sex, pero ahora más lúcido. Y los que hablan son los viejos Pistols, ya gastados, amargos como nunca. El punk después del punk.

The Last Waltz (1978)
Martin Scorsese comenzó en documentales musicales y todas sus películas la tienen: rock, clásica, blues. En los últimos años entró en la vida y obra de los Rolling Stones, Bob Dylan y George Harrison. Sin embargo, en The last waltz está el código genético de Scorsese, el melómano. Registra el concierto de despedida de The Band en 1976, en San Francisco, con invitados como Bob Dylan, Neil Young, Eric Clapton, Neil Diamond, Joni Mitchell y un infinito etcétera.

This is Spinal Tap (1984)
This is Spinal Tap es el padre de todos los documentales falsos. El más inspirado y copiado. Lo dirigió Rob Reiner antes de hacer Cuenta conmigo. Los protagonistas son los Spinal Tap (los Médula Espinal), una banda británica de heavy metal que realiza una tragicómica gira por Estados Unidos. Lanzan un disco que no vende, cantan en un show para jubilados de la fuerza aérea, se pierden al intentar salir a un escenario y, claro, se pelean por una chica. Obra maestra.

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