jueves, junio 14, 2012

Francisca Valenzuela:"Muchos músicos hacen canciones pensando que vendrá el gobierno y les salvará la vida"

Francisca Valenzuela (Fotografía: Xavier Pintanel)
Cancioneros.com

por Xavier Pintanel
Aprovechando su participación en el Festival Viva la Canción el pasado mes de mayo, en España, en donde compartió cartel con las mexicanas Carla Morrison y Natalia Lafourcade y el gallego Xoel López, Cancioneros.com tuvo la ocasión de conversar con Francisca Valenzuela, uno de los valores más destacados de la joven canción chilena.


Francisca Valenzuela habla muy rápido, atropelladamente, como si tuviera prisa por llegar a algún lugar. Quema etapas como el fuego que devora la madera reseca, como si no le quedara más tiempo. Y es así como ha hecho en sus 25 años mucho más de lo que algunos harán en toda su vida.

Compositora, cantante, escritora, periodista. A los 14 años ya había publicado dos libros, uno de cuentos, Abejorros/Madurar y otro de poesía en inglés Defenseless Waters.

Francisca Valenzuela nació y vivió hasta los doce años en California, luego se trasladó a Chile. Allí estudió periodismo en la Universidad Católica y empezó a componer. En el 2007, con tan solo 20 años, publicó su primer disco, Muérdete la lengua, y en el 2011 Buen soldado, que ha sido editado también en Estado Unidos, México y ahora en España.

Los ortodoxos de la canción de autor dicen que Francisca es demasiado "popera" para ser trovadora. Los radicales del mundo del pop no acaban de comprenderla y creen que el Salvador Allende a quien dedica la excelente última canción de su último disco podría ser un exnovio o un jugador de fútbol.

Pero Francisca tiene su hoja de ruta muy clara y eso lo demuestra una carrera que hasta hoy sigue imparable.

¿Quién es Francisca Valenzuela?

Yo soy una cantautora, música, escritora también, performer, artista; que ha vivido en Estados Unidos y en Chile. Tengo dos discos y publiqué dos libros. Compongo y escribo todo el material que expongo en vivo y he tenido la oportunidad estos últimos cinco años de desarrollar una carrera un poco más profesional partiendo de Chile y luego ya recorriendo los países americanos: México, Argentina, Estados Unidos y ahora España también.

¿Definirías tu estilo como pop de autor?

Sí, pop de autor o también pop-rock. Pero es muy orgánico, no hay una cosa prefabricada, porque a veces nos referimos al pop como al "baile mal coordinado". Yo tengo una banda muy rockera, pero sí es pop en el sentido que no es música muy experimental y tampoco rockera dura.

Al pop y al rock se la acusa habitualmente de tener unas letras muy simplonas y banales, pero tú utilizas una expresión mucho más poética en incluso temáticas que no son comunes al pop. ¿Eso es porqué también eres poeta?

Yo creo que se dio espontáneamente porque mi inquietud y mi curiosidad me llevaron a eso.

Han habido dos caminos. Uno es la cosa confesional más estándar del pop que es como la biografía, los sentimientos que están muy presentes y que disfruto mucho haciendo eso. Y luego escuchando a Violeta Parra y amando a Violeta Parra me llevó a otra cosa contra mi voluntad y no voy a evitarlo porque en el fondo creo que es más importante ser auténtico que tratar de empaquetarse en algo que funcione. Es este sentido creo que fue natural el estar explorando temáticas distintas, la cosa más cinematográfica de las canciones.

También obviamente el interés y el ejercicio poético que ya tengo realizado y mi interés por la literatura empujan a eso.

Leyendo tu biografía veo que tienes unos referentes muy alejados estilísticamente entre ellos: Violeta Parra, Prince, Silvio Rodríguez, Patti Smith, Björk. ¿Cómo se conjugan estos estilos tan distintos en tu forma de componer?

Lo que más yo admiro es lo que todos ellos tienen en común, que es la autoridad. Hay en ellos una autoridad natural, una fe. Hay una cosa orgánica. Tú ves a Prince y él está en su medio, está natural, está controlando, nadie se lo toma tan en serio. Tú ves a Patti Smith y es brillante porque es seria. Violeta Parra hace Mazúrquica modérnica que inventa un idioma y que está jugando. Hay elementos lúdicos, de humor. Y esas son las cosas que me unen y me atraen a distintos personajes y se incorporan de diferente manera. Este eclecticismo es simplemente un reflejo de lo que soy y digo.

¿Crees que hay que quitarle trascendentalidad al hecho de subir a un escenario?

Claro. Bueno… hay momentos y momentos. Por ejemplo cantando con Inti-Illimani (histórico) y la orquesta sinfónica de Nápoles el año pasado no estoy riendo, pero sí creo que, en mi caso particular, de mis circunstancias, de mi historia, de mi crecimiento, no puede ser de otra manera. Sería una falsedad salir tortuosa porque no es así. La nuestra es una generación que estudia, que lo pasa bien, que es superexigente. Es mucho más espontánea.

Históricamente, salvo honrosas excepciones, la canción de autor ha sido un tema de hombres. Sin embargo, en tu generación, hay cada vez más mujeres.

Yo creo que por dos cosas. La primera es que antes habían pero no salían porque no tenían posibilidades. La segunda porque en Chile en particular y en Latinoamérica en general son países conservadores y machistas y ahora están cambiando, están aceptando y la mujeres se están apoderando y teniendo más libertad.


Ahora estás desembarcando en Europa. ¿Cómo percibes al público europeo?

El público europeo es muy atento pero mucho más crítico. Hay mucha preparación y predisposición para entender.

Personalmente me parece muy curioso el hecho de que en Europa has escogido el circuito más pop en lugar del circuito más habitual para un trovador como por ejemplo Camila Moreno o Pascuala Ilabaca.

Yo querría las dos cosas. Yo me siento muy cómoda en un festival pop pero mi música también cabe en uno de cantautores. Mi aspiración ha sido más como de cultura pop, pero que tenga su lado más intelectual, más de autor.

¿Cómo es desarrollar una carrera musical en Chile?

Muchos músicos hacen canciones pensando que vendrá el gobierno y les salvará la vida con un fondo cultural, o un sello, o un mánager. Y la realidad es que en Chile no hay, y creo que tampoco no lo hay en ningún país del mundo.

Cuando yo empecé a componer más en serio —tendría como dieciséis años— fui a todos los sellos chilenos y todos me dijeron que no y me di cuenta que nadie haría nada por mí que yo no hiciera. Y esto es una tarea muy dura porque requiere aprender mucho, necesita muchos recursos. Es un aprendizaje lento y la gente no está dispuesta a hacerlo. Uno en el fondo se convierte casi en un ejecutivo y eso es una lata, da mucha pereza; pero hay que hacerlo. Y es muy difícil porque no hay recursos.

Mi primer disco lo financié porque tenía plata de un libro que publiqué. Y lo recuperé y lo volví a invertir en viajes y en otro disco. Es el momento para hacerlo cuando no se tiene una familia que mantener.

Yo tengo el privilegio de tener una familia muy culturalizada que ejerció como colchón de apoyo. En un medio más tradicional o rural se tienen muchas más barreras.

Cantante, compositora, escritora, periodista…

El mundo del arte peca de narcisismo y yo creo que hay que hacer muchas cosas distintas, juntarse con mucha gente distinta y acordarse de que hay muchas cosas más importantes que la música. Hay que tomar perspectiva.

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