domingo, mayo 20, 2012

Los Huasos Quincheros en cuatro episodios



El Mercurio

Ineludibles al momento de hablar del folclor y del bolero dentro de la música popular chilena, uno de los grupos más longevos de Latinoamérica deja entrever parte de su historia de cara a su aniversario número 75.  

Diego Rammsy S.

1 "Nosotros" y el éxito inicial
Desde sus comienzos, en 1937 y bajo el alero de la Universidad Católica, el cuarteto vocal tuvo la intención de hacer música folclórica, como la que cultivaban Los Cuatro Huasos, un conjunto formado 10 años antes y a quienes tomaron como ejemplo.

Raúl Velasco estaba con la idea fija de que el grupo debía grabar un bolero a principios de los años 40 y "Nosotros" fue el elegido. Fue tal el éxito que logró la canción en Chile y en Argentina, que les ofrecieron irse de gira a Buenos Aires, entonces la capital del espectáculo del Cono Sur. "Dos de los Quincheros estaban de novios, así que deciden casarse e irse de luna de miel a Argentina, con los conciertos que darían allá como excusa", cuenta Benjamín Mackenna, quien se integraría al grupo años después, en 1958.

Allá se codearon con tamañas figuras de la época, como Libertad Lamarque, Pedro Vargas y Jorge Negrete. "Es la primera cosa importante que logran Los Quincheros. Un grupo que era folclórico logra su mayor popularidad con un bolero", señala Mackenna. De hecho, más tarde recibieron una oferta para radicarse en México por su veta bolerística, pero las ataduras familiares les impidieron emigrar.

2 La filosofía del quinchero
"Nuestro estilo musical se define por la armonía y el fraseo, que es particular al utilizar las vocales", indica Benjamín Mackenna, quien les atribuye la instauración de ese sello a los hermanos Velasco: Raúl y Hernán.
Raúl, fue la primera voz de Los Cuatro Huasos antes de volverse quinchero, donde permaneció desde 1941 hasta 1944. Su hermano, Hernán, entró antes, en 1938 y se retiró en 1956. "Raúl Velasco tenía una voz delgada y maravillosa, y con un gran don de interpretación", recuerda Mackenna.

Por otro lado, Mackenna responsabiliza a Carlos Morgan como el propulsor de lo que él llama la "filosofía quinchera". "Él fue el que dijo: 'Creo que es posible una fórmula en la cual se pueda estudiar y que, como complemento, se pueda hacer música. Al principio no le creyó nadie, pero después se dieron cuenta de que era factible", recuerda el cantante. Todo empezó porque los integrantes fundadores eran dos estudiantes de Química (Carlos Morgan y Ernesto Amenábar) y dos de ingeniería (Pedro Amenábar, hermano de Ernesto, y Mario Besoaín) que no querían abandonar sus estudios. "60 años atrás no se podía vivir de la actividad artística, así que la idea era mantener la profesión", agrega Mackenna a la vez que puntualiza los requisitos para ser parte del grupo: "Un quinchero debe tener ciertas condiciones humanas, y lo más importante es estar dispuesto a cumplir con la disciplina... Algunos no soportan el régimen y se retiran amigablemente", remarca la primera voz del grupo.

3 El depositario de la tradición
Benjamín Mackenna estaba cursando su tercer año de leyes y trabajando en el Banco Central cuando le ofrecieron un precontrato para defender los colores de la Universidad Católica en el equipo de fútbol profesional. Era abril de 1958 y sólo unas semanas después lo invitaron a entrar al grupo Los Quincheros.
"Fui a decirle a mi papá que me iba a retirar de leyes para entrar a Los Quincheros, porque no era compatible, pero a mi papá le pareció pésimo. Me hacía cenar en la cocina, aparte del resto de la familia", recuerda el cantante, quien al corto plazo hizo cambiar el parecer de su padre gracias a esas voces elegantes y sofisticados arreglos de guitarras.

"A los dos meses, mi mamá me cuenta que mi papá no se perdía los programas de la radio Corporación y Cooperativa para escuchar a Los Quincheros", dice Mackenna, quien ingresó en el momento en que hubo un quiebre en el grupo. Ante la disputa, generada porque los que se marchaban no querían que se siguiera utilizando el nombre, la autoridad de la época decretó que se usara el nombre Los Huasos Quincheros, y Mackenna pasó a ser el emblema de la nueva etapa, grabando el primer LP del grupo, titulado "Chile canta" (1959) y hoy considerado uno de los álbumes más vendidos de la historia discográfica local.
En los 60 y 70 ocurrieron las mayores giras de Los Quincheros, así que Mackenna se dedicaba exclusivamente a la música.

4 La gira a la Unión Soviética
En 1966, durante su apogeo como grupo internacional, Los Quincheros visitaron la Unión Soviética gracias a la gestión del presidente Eduardo Frei Montalva, hecho que causa extrañeza en Mackenna, pues reconoce que el grupo simpatizaba con Alessandri.

"Uno de los shows lo dimos en la Universidad de Lumumba, donde habían estudiantes de 60 países y un grupo de casi 40 chilenos que eran como los dueños de la universidad; tenían el mejor equipo de fútbol y hasta un grupo de música", recuerda Mackenna sobre la visita en que ofrecieron 32 conciertos pasando por 38 ciudades.

"Dimos un show en el inmenso teatro del ejército rojo, decorado con todas las banderas de la unidades militares rusas", narra. Ante el grupo de chilenos ubicados en las primeras filas, interpretaron "Una pena y un cariño", lo que emocionó hasta las lágrimas a los chilenos presentes, tanto así, que tras la función les esperaban con un cóctel en los dormitorios universitarios de varones.

"En la celebración se nos pasó la hora, y ya no se podía volver a hotel y nos tuvimos que quedar en el dormitorio universitario", cuenta Mackenna. "En la habitación llena de vasos medio vacíos nos acostamos, pero Sergio Savaulle quería ir al baño y al tratar de salir se dio cuenta de que nos habían dejado encerrados con llave", continúa el cantante.

Todos tenían ganas de ir al baño, pero estaban encerrados. En un primer y desesperado intento por vaciar sus vejigas subieron a Sergio para que lo hiciera a través de la abertura del ventanal, pero en el acto se dieron cuenta de que daba al frente de los dormitorios de mujeres.

Y surgió la solución mirando el montón de vasos regados por la pieza. "Rellenemos los vasos y a dormir", dijeron. Al otro día los despiertan golpeando la puerta los chilenos. "Apenas entraron, dijeron 'hagamos un brindis por los Quincheros', y tomaron los vasos con orina... no les dijimos nada, y ellos tampoco", narra Mackenna.

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