domingo, mayo 13, 2012

Altazor: Crisis de representatividad


La Tercera

No es un asunto de gustos ni de prejuicios, sino un cuestionamiento a lo que los Altazor están observando.
Lo primero es despejar una duda razonable a la vista de los resultados: aquí no hay inscripción automática. Es decir, aunque hayas publicado el mejor disco de la década y lo hayas hecho en el tiempo convenido (en este caso, desde el 1 de diciembre de 2010 al 30 de noviembre de 2011), si no lo presentaste, o nadie autorizado lo hizo por ti, no hay opción de ingresar siquiera a una lista de eventuales postulantes. Y segundo, para despejar las tesis confabulatorias o de mano negra, aquí no votan productores, ni periodistas, ni mánagers, ni ejecutivos de marketing. Aquí los que eligen son un grupo de músicos, socios de la SCD (Sociedad Chilena del Derecho de Autor), que se renuevan cada tres años y que son designados por lo que los organizadores llaman el “Consejo Altazor”.

La última versión de los premios del mismo nombre, celebrados esta semana, distinguió en el apartado de Pop y Rock (categorías agrupadas en Artes Musicales) a Quique Neira y Sinergia como los mejores, por sus trabajos Alma (2011) y Vamos con todo (2010), respectivamente, ambos publicados por el sello Oveja Negra, que es propiedad de la SCD y, a su vez, ente organizador de los premios Altazor. Un panorama discutible, aunque limpio en el papel, pero que en el fondo, y a la vista de lo que el mundo entero observó en la cosecha musical de 2011, refleja una crisis de representatividad.

En gustos no hay nada escrito, y seguro hay cercanos que deben estar conformes con lo que decidieron músicos y autores como Cecilia Echenique y Alvaro Scaramelli, que participaron en la elección de Neira (de un total de 31 jurados-músicos habilitados en el caso del Pop), o Luciano Rojas y Amaro Labra, que integraron el jurado que escogió a Sinergia, entre un grupo de 28 que juró en el apartado Rock. Pero llama la atención que, sólo por citar algunos, trabajos como Viajes de memoria, de Portugal; o Buen soldado, de Francisca Valenzuela, y Cripta y vida, de Pedropiedra, que sí figuraban en los 44 discos que postularon en Pop, hayan perdido frente a Neira quien, además, tuvo la curiosa venia para votar en la selección final, donde él postulaba.

No es un asunto de gustos ni de prejuicios, sino de un mínimo cuestionamiento a lo que el “Consejo Altazor” está observando y, peor aún, sobre la utilidad de un premio que no está premiando lo que debería. El desprestigio de la marca Altazor, puntualmente en las categorías aquí mencionadas, no es gratuito si trabajos como San Sebastián, de Fernando Milagros, o La bala, de Ana Tijoux (dos de los más mencionados por una encuesta a 103 entendidos que hizo la enciclopedia virtual musicapopular.cl), no aparecen. Y si ellos mismos no mandaron sus trabajos, no habría cómo reprocharles que no quieran participar en un premio que, hoy más que nunca, necesita representatividad.


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Casa Central: Después de leer los antecedentes expresados en este comentario del periodista Mauricio Jürgensen, me nace naturalmente la necesidad de exigir claridad y transparencia en los Premios Altazor de Música, en donde la mano oscura de la SCD una vez se hace presente para premiar directamente a los músicos que están vinculados con el poder del Sello Oveja Negra, y sus secuaces. Otra muestra mas?, acaso no fue suficiente con el manejo del último Festival de Olmué, en donde ejercieron su poder para premiar a un grupo que había sacado hace poco su disco con el sello azul, y así el premio les servía para difusión, como finalmente lo han ocupado?

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