viernes, junio 17, 2011

Gloria Simonetti: "Soy una niña vieja que canta bien"



La Hora

La intérprete lanza un disco donde se reúne con Valentín Trujillo y denuncia a Pascua Lama. Acá repasa las críticas que recibió en sus inicios y repudia las tareas culturales de los gobiernos de derecha.

Por Manuel Vilches

Con más de cuarenta años de canto, Gloria Simonetti tiene un concepto para explicar cuándo una canción será importante en su carrera: le llama "el campanazo". "Escucho la canción y siento que algo me recorre, que quiero interpretarlo, hacerlo mío, poseerlo", dice.

Eso le pasó con Desnuda, tema de Daniel Guerrero que muestra en un particular formato de CD que reúne ese tema, Pascua Lama, de Patricio Manns, y un recital que hizo hace algunos meses con Valentín Trujillo en la sala de la Sociedad del Derecho de Autor y que había publicado como autoedición. Por eso el disco tiene tres ilustraciones a modo de carátula, con cada uno de estos conceptos.

"Estoy aprovechando mientras mis condiciones vocales me lo permitan. Quiero tener la autocrítica suficiente para irme para la casa cuando las cosas no funcionen. No quiero mirar desde la vereda del frente y no puedo permitirme dejar esos espacios en blanco, no me queda mucho tiempo".

-No le gusta quedarse mirando los galvanos

-¡Cuáles galvanos, si no tengo ninguno! Imagínate, con tantos años se desarmaron todos (se ríe). Tampoco tengo una pieza especial de trofeos, nada.

-En cambio parece muy conectada con los músicos jóvenes. ¿Por qué ha hecho estas alianzas?

-Porque puedo aprender mucho de ellos, en términos técnicos son gente mucho más capacitada y he descubierto cosas como que la sangre que tengo para cantar no debo ponerla toda en un disco. Cuando una dosifica y la canción queda justa dan más ganas de escucharla. Los jóvenes dicen que canto con pasión pero yo trato de cerrar un poco la llave para no atosigar. Creo que he aprendido a manejar la pasión.

-Y a la vez también acaba de hacer un disco con Valentín Trujillo, a quién conoce de largos años.

-Es un tipo que se mueve con el piano como por su propia casa. Es tan increíble la conexión que tenemos que no necesitamos ni mirarnos; él sabe exactamente dónde viene la parte más sutil, donde hay que largarse con todo. Para el repertorio hicimos una "preselección" de 120 canciones. Habríamos tenido que cantar una semana y media. Es muy sabio pero también es muy peligroso, porque se sabe toda mi vida y tiene unas salidas muy comprometedoras. La otra vez le dije en un concierto "maestro, soy toda suya" y me respondió: "pucha, eso me lo podría haber dicho hace unos treinta años".

-Al cantar Pascua Lama ¿no tuvo complicaciones de involucrarse en el ámbito de la música de denuncia y cantar contra el empresariado extranjero?

-Yo nunca he pensado hacer carrera en Estados Unidos así que el señor Barrick me tiene sin cuidado (se sonríe). Hoy todo el mundo ha tomado partido, la gente se entera de todo, si no es por los diarios es por Internet y una no puede estar en una isla. La canción es una protesta a que vuelen los glaciares y que llegue el cianuro a contaminar las aguas. Suena como muy político pero es algo muy real. La única parte que me complicaba un poco era la que dice "si no alzamos el puño contra el abuso de cambiar los glaciares por oro sucio", pero Pato tenía que ponerle la guindita al postre.

-A usted en todo caso aún se le asocia como una persona de derecha. ¿Tuvo que ver en eso su participación en los estelares televisivos de los años de la dictadura?.

-Probablemente. Yo estuve en cuanto estelar hubo porque existían muchos espacios musicales y yo era versátil; podía cantar en francés, inglés, italiano, muchos estilos, pero también estuvieron Florcita Motuda, Osvaldo Díaz y muchos músicos opositores. Eso sí nunca quise participar de franjas políticas y esas cosas. Me llamaron muchas veces y me negué porque nunca me sentí incentivada de participar en nada. De hecho en las últimas votaciones apoyé a Marco Enríquez y en la segunda vuelta voté nulo.

-¿Se ha sentido postergada del año '90 en adelante? ¿La han invitado a actos gubernamentales?

-En verdad nunca me he sentido discriminada. En la televisión he estado menos pero hay menos programas. Y en actos públicos no me invitaron a nada salvo para el del Bicentenario, donde una vez más se hacía la diferencia y decían que cantaría "desde Gloria Simonetti hasta los Inti Illimani". Pero no importa, soy muy amiga de ellos, especialmente de Jorge Coulon.

-¿Y con el triunfo de Sebastián Piñera se le han abierto puertas?

-Con el cambio de gobierno no he participado en nada, y el tema más preocupante es que los gobiernos de derecha jamás han dado prioridad a la cultura. En eso reconozco a los regímenes concertacionistas, porque apoyaban a sus artistas y les daban espacios. Ahora la cultura es como un vestido, porque no es un artículo de primera necesidad.

-Además de los asuntos políticos ¿le costó mucho sobreponerse a las críticas por su condición social?

-Me he tenido que sostener de varios vaivenes. Primero porque era hija de don Américo Simonetti, que era un empresario pero que partió de cero, estudió hasta la tercera preparatoria y mis abuelos llegaron con una mano delante y otra atrás. En mis inicios había gente que muñequeaba el ambiente y hablaban de cosas que no tenían que ver con mi voz. 'Luz Eliana: una niña que canta bien, Gloria Simonetti: una niña bien que canta'. Supongo que ya se habrán pegado la cachá' que sólo soy una niña que canta bien nomás, no hay para qué ponerle tanto apellido... Bueno, de niña me queda harto poco (se ríe fuerte), soy una niña vieja que canta bien nomás. He tenido que sacarme los dichos sobre la niña rica, lo de la momia, me dijeron de todo por cantar a Silvio Rodríguez, pero a estas alturas me da exactamente lo mismo. Hace poquito estuve con Pato (Manns) cuando se ganó el Altazor, y aún hay gente algo reservada conmigo, pero ya no me doy la lata de andar explicando cosas, porque a mí me mueve la música y la gente que me quiere.

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