domingo, abril 25, 2010

Todos juntos (y sin letra chica)

Por Marcos Moraga L. / La Nación Domingo
Se unieron para capear en familia el baldío posterremoto y ayudar a reconstruir la biblioteca de la isla Robinson Crusoe. Y para compartir la experiencia de sentir sus canciones raptadas por alguna marca comercial. DVD de por medio, dos referentes de la música nacional entregan sus recetas para el desastre.




Domingo 25 de abril de 2010 | | LND Cultura
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El concierto parte a las 20 horas y las entradas están disponibles en Ticketmaster.


Una vibra que dicen compartir, una hebra que se enraíza en Latinoamérica, que pasa por la Patagonia, por La Araucanía, por Rapa Nui. Y por ahí aventuran la definición de su alianza: Vasconcellos y Los Jaivas están reconociendo terreno en la Estación Mapocho, donde decidieron juntar fuerzas para ofrecer este 8 de mayo un concierto a dos bandas.

Que sí, dicen, será la oportunidad para promocionar dos DVD. Los Jaivas, en su esquina, presentando la antología “Obras cumbres”; Vasconcellos revelando las imágenes de “Mágico -El recital”, el concierto en el Teatro Caupolicán con el que celebró 50 años de vida.

“Pero esto también tiene que ver con la situación de los artistas chilenos posterremoto”, dice Mario Mutis

“Los músicos nos quedamos sin trabajo. Nadie nos está contratando para hacer giras por Chile. Queríamos hacer un recital en Santiago, que hace tiempo no organizamos, y con un fin benéfico”, explica el bajista.

Con la entrada, los crustáceos del rock chileno y el mágico ideal solicitan un libro -cualquiera-, para reconstruir la biblioteca de la isla Robinson Crusoe en Juan Fernández. “Es una ceremonia”, completa Juanita Parra, la mujer de las baquetas en Los Jaivas.

Serán más de tres horas de concierto, con canciones en conjunto y la presencia de Rosario Mena, Vasti Michel y Camila Moreno para abrir los fuegos.

“Y la posibilidad de apapacharnos también nosotros”, dice Vasconcellos, con la mira en su banda y Los Jaivas, dos conjuntos con encuentros y banderas comunes.

HEDIONDO DE BUENO

Uno de esos encuentros fue en el Estadio Nacional, mayo del 2003, cuando Los Jaivas convocaron a miles para despedir cantando a Eduardo “Gato” Alquinta, fallecido el 15 de enero de ese año.

Y por más que el luto amenazaba en bambalinas, Vasconcellos le hizo el quite, subió al escenario junto a la banda amputada y sintió las frases de “En el tren a Paysandú” ahora saliendo de sus pulmones. Garganta felina por algunos minutos. “Pero por más que me ponga triste, sólo me acuerdo de historias para reír”.

-¿Por ejemplo?

-Un concierto en Canela. Estábamos mirando el escenario, después de un ensayo general. El “Gato” me dice: “Oye Joe, el micrófono está súper hediondo”. ¿Qué me quería decir? Quedé como descolocado, buscando alguna definición técnica, de sonido. Y cuando me subo al escenario, el micrófono, compadre, se había comido un guarén. La huevá estaba podrida. Y el “Gato” se mataba de la risa.

Vasconcellos puso pie en Chile en 1979 y le regalaron dos discos de Los Jaivas. En uno, recuerda, “aparecían estos barbones con tubos largos”. Trutrucas. “En base a eso yo me había hecho una con PVC y había cachado y me fui en la volá”, dice. Antes de su incorporación a Congreso. Juanita Parra lo conoció en 1996, cuando llegó de París. “Yo lo vi durante los últimos años de la dictadura, en el Café del Cerro”, cuenta Ankatu Alquinta, “y quedé maravillado con la banda, la formación de Verde Cerca (1992). Fue la época en que decidí dedicarme a esto. Era impresionante. Pero Eloy (Alquinta) era más cercano”.

-Vasconcellos: “Sí, nos juntábamos harto. Y me decía: ‘¡Chis, voh parecí el Prince chileno, huevón!’

Los Jaivas y Joe acaban de sumar otro punto en común, cuando París decidió ocupar “Todos juntos” para su campaña bicentenaria.

Mario Mutis: Ese temita. Sigue como el primer día. El comercial está al aire sin que hayan hecho caso absoluto de ninguna de nuestras sugerencias. No queremos esa asociación, se lo hemos pedido y llevamos 15 días sin respuesta. Estamos todavía conversando, con asesorías. Como dicen los franceses, el pescado ya está vendido.

-Juanita Parra: Eduardo Parra nos llamó desde París -la ciudad- y nos dijo: “Pero nooooo, como pueden estar peleando. Pongan la otra mejilla”. Me gustó esa visión pacifista. Volvimos a la SCD con esa postura y nos dijeron que no, que cómo se nos ocurría.

-Mario Mutis: Los abogados se cagaron de la risa. Y en la SCD nos dijeron: “Señores Jaivas, ahí tienen la bandera, todos vamos a estar detrás de ustedes”. Así que si ahora no hacemos algo, cuándo. Si no, morimos con la bandera en la cajuela del auto. Y no cabe. (Risas)

-Vasconcellos: Lo único que yo les puedo decir es que a mí me pasó en un momento de extrema exposición. Llega un loquito en Copiapó y me tira un casete rojo de lo más picante que hay para que me pegara en la cabeza. Y me dijo: “¿y a cuánto se vendió el hijo del sol luminoso? Chuchetumadre, erís igual todos los huevones vendíos de mierda”. Y me estremecí, porque mi cara estaba para vender pañales, detergente. Cuando uno trabaja con un sello vendes el fonograma, no tu alma. La empresa nunca supo entender que no es así. En dos años frecuenté abogados y no músicos.

-Juanita Parra: Y es un desgaste. Son cuatro horas de reunión y qué ganas de juntarse cuatro horas a tocar.

-Vasconcellos: El parangón que hago es HidroAysén, Pascua Lama, Punta de Choros. La realidad a la que nos vamos a enfrentar es que no vamos a tener presidentes, vamos a tener gerentes que se entienden con otros gerentes. Todo es negociable, manoseable, vale el número azul. Si estás en ésa, vamos. Si no, haz lo tuyo. Vas, compras la pelea, sacas tu bandera y cuando miras para atrás no queda ningún huevón. Estás solo frente a un Godzilla rodeado de abogados dispuestos a pisotearte. Y ojo que hay medio Chile que demoler.

“Pero así están las cosas”, dice Mutis, frente a la Estación Mapocho que abre caminos del pasado. “Como en las tragedias, como en los terremotos, como la familia, nos juntamos. Y ésa es la razón de ser de todo esto”.

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